«El salario más importante»

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EL SALARIO MÁS IMPORTANTE.

-David Luviano Gómez-

Ninguna empresa existe para demostrar que es la más grande o la más innovadora. Ninguna empresa tiene como meta ser la más reconocida o la más organizada. La meta de toda empresa, con o sin fines de lucro, es de hecho, generar riqueza. Por su parte, la responsabilidad de todo empresario es ser altamente productivo. Y esta ecuación de riqueza y productividad también nos obliga a ser profundamente humanos.

 Porque todo el recurso económico que la empresa genera proviene de una “persona” a la que llamamos cliente, y se obtiene gracias a que la empresa está integrada por “personas”, a las que llamamos colaboradores. Esto nos lleva a concluir que la persona humana debe ser principio y fin de todo lo que ocurre dentro y fuera de la empresa. Esta filosofía de hacer empresa nos permite inspirar lealtad y convertir a nuestros colaboradores en leales embajadores de la marca, y a nuestros consumidores, en leales clientes, y fervientes promotores de nuestros productos y servicios. 

La importancia de ver a nuestros colaboradores y equipo de trabajo cómo la empresa misma, radica en que si bien es cierto que las decisiones importantes de la empresa se toman de arriba hacia abajo, los resultados de esas decisiones se miden de abajo hacia arriba. Así podemos medir lo que cada puesto y nivel jerárquico aporta a la construcción de la lealtad del cliente, permitiéndonos convertir esa lealtad en liquidez, y con ese recurso financiero, construir de manera justa y proporcional a su aportación, la estructura de sueldos y salarios de la empresa. Es decir, todo aquel que aporta su parte, recibe su parte. Y aunque éste podría ser el fin de la ecuación, en realidad no es más que la punta del iceberg.  

Si miramos más a profundidad,  el haber logrado construir un equipo eficiente, eficaz y altamente productivo, se debe a que el primero y más importante de los salarios fue cubierto en tiempo y forma: la capacitación, que podemos entender como formación, entrenamiento, educación y desarrollo de habilidades personales.

Y es que el punto fino consiste en que la “riqueza”, tiene un sentido más amplio que las utilidades, y no está completa si solo la medimos desde el aspecto financiero. La riqueza en sentido amplio incluye también, dignidad, calidad de vida, salud, bienestar, autorrealización, seguridad, y un desarrollo integral de la persona y su conciencia. Sólo en la suma de estos aspectos podemos  acercarnos a la mejor versión de nosotros mismos.

Y apoyar al desarrollo de nuestro equipo es clave para el desarrollo de la empresa, para la productividad del equipo mismo, y para los resultados obtenidos. También lo es para la paz mental y la calidad de vida no sólo del empresario o los altos directivos (que ahora contarán con un equipo eficiente que no les obligue a desarrollar actividades que no les son propias), sino que debemos entender que nadie puede ser mejor en alguna actividad o faceta de lo que somos como seres humanos en nuestra totalidad. En otras palabras, no puedo ser mejor ciudadano que persona, mejor padre que persona, mejor compañero que persona, mejor prestador de servicios que persona, ni mejor empresario que persona: la calidad de la persona permea en todos los aspectos de la vida.

Así, si lo que buscamos es productividad y resultados, debemos caminar siempre hacia la mejor versión de nosotros mismos y nuestros equipos de trabajo. Y dado que el camino para descubrir nuestra mejor versión es la conciencia, y la conciencia se obtiene con conocimiento, la capacitación se convierte en la retribución más importante que debemos entregar tanto a nuestro equipo como a nosotros mismos. En todos los casos que hemos estudiado a lo largo de nuestro ejercicio profesional como consultores, calidad y productividad es un resultado que se observa sólo en la medida que el empresario ha entendido esta correlación . Incluso si redujéramos la meta de una empresa estrictamente a las utilidades, un equipo mejor capacitado obtendrá mejores resultados, y en consecuencia, mayores utilidades. Y una persona mejor capacitada, más eficiente, más capaz, podrá aceder a mejores retribuciones económicas.

Entonces, el primer y más importante salario en una empresa es la capacitación, una capacitación estratégica que coincida con la planeación y los objetivos de la empresa. Una capacitación que se asegure de dotar a la persona de herramientas innovadoras y prácticas, fáciles de implementar y que garantice los medios para el diseño de los indicadores y KPI´s que nos permitan medir y asegurar los avances, y generar mejoras en lo laboral y en lo personal.

Entender y aplicar esta ecuación de manera correcta es darle sentido práctico y medible al liderazgo. Es convertir a este concepto escurridizo y (lamentablemente) manoseado en algo concreto, lejos de las etéreas (y comunes) ideas sobre motivación y un mal entendido éxito meramente financiero.

Por eso el salario más importante debe partir con el empresario, porque “solo aquél que sabe el valor de saber, procura el bien para los otros”. Apela a tu conciencia y contestate con honestidad: ¿qué tan bien cumples tú con el salario más importante en tu empresa?

Gracias por leerme, nos encontramos nuevamente el próximo jueves.

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